sábado, 30 de marzo de 2013

Capítulo III

Fueron a cenar a un restaurante de los más caros de Londres. Claro, que no todo iba a ser luz de vida y de color.


Llegó a casa, y en cuanto se quitó la pintura, y después de todas las rayadas y ocasiones ocurridas el otro día, decidió relajarse, escuchando música, leyendo y mirando antiguas fotos, aunque esto solo la provoca la nostalgia hacia su pasado.
La gusta rodearse de su infancia, y disfrutar del día a día, aunque no todos son para disfrutarlos. A continuación, se fue a dormir.


13:00h, Londres, casa de los Etqui.
Bajé al salón, cuando me encontré a mis padres sentados en el sofá. Algo temible temía.
-Hola, cariño. -Dijo mi madre.
-Hola. - Dije yo con sequedad.
-¿Habrás dormido bien, no? -Dijo, irónicamente.
Mi padre me miró, y me lanzó ¿una de estas miradas frías, de las que por fuera sonríes, y por dentro piensas: ''¿qué está pasando?'', y quieres apartarla, pero no puedes? Pues de esas.
-¿Dónde has estado? Estábamos preocupados.
-Pues en mi cuarto durmiendo, ¿no habéis visto que he bajado?
-Sí, pero decimos antes de que llegaras a casa. Te fuiste a las diez de la noche, y vuelves a las dos y media de la madrugada, ¿no es para estar preocupados? - Comentó mi padre, con la cara pálida.
Empecé a mosquearme.
-Pues hombre...llevaba el móvil y no me llamasteis, si me hubierais llamado os lo habría cogido, pero no dais señales de vida, pues para qué me voy a molestar en llamar...
-¿Cómo? Perdona hija... pero no nos dijiste hora, ¡bastante que no te llamamos para no molestar! En todo caso tendrías que haber llamado tú.
-A ver, relajaros todas. Que os veo a las dos mujeres un poco nerviosas. -Corriendo viene Delia a los brazos de su padre, el que acaba de comentar esta frase, y que a continuación dice:
-Bueno, todas por completo.
-Perdón, la próxima vez aviso. De verdad, perdón. -Y se levanta y se va a su cuarto a organizarlo, total, se ha levantado a la una de la tarde, ya no desayuna, se espera mejor a la comida.

¡A comer! -Grita su hermana Delia desde el piso de arriba.
Se sientan en la mesa a comer, todos en silencio. Mientras que Delia, rompe el hielo.
-Tata, ¿dónde fuiste ayer?
-Pues fui a cenar por ahí. -La responde sin dar demasiado detalle a su hermana, pero con una sonrisa en la boca de oreja a oreja.
-Pero...¿con quién fuiste?
-Delia, ¿qué curiosidad tienes tú hoy no canija?
Riss no quería dar demasiadas explicaciones delante de sus padres, que aunque comían en silencio, estaban escuchando toda la conversación atentamente.
Delia sonriente y feliz, se quedó conforme a la respuesta de su hermana.

Cuando Riss se fue a su cuarto, sin tomar postre por voluntad propia, se tumbó en la cama a recordar viejos tiempos como la gustaba hacer. Pero, se sentía melancólica, así que decidió coger el smartphone y conectarse al Tuenti, Twitter y al WhatsApp. No pudo resistirse a mirar el estado de Jake de su Tuenti y de su WhatsApp.
Tuenti de Jake: ''A veces, simplemente con mirarla a los ojos, me doy por satisfecho''.
WhatsApp de Jake: ''En línea''
Decidido, Riss sentía la necesidad de hablarle, de leerle.
-¡Hola! -Le suelta Riss de repente por el WhatsApp.
-¿Quién eres? -Dice Jake.
-Pues quien voy a ser...¿no te acuerdas de mí? Anda, que después de la cena de hoy, ¡como para no acordarte!
-¡Ahh! Perdón, no te tenía en la agenda porque he cambiado de número hace dos días o así, y no me había dado tiempo a pedírtelo. Sinceramente, ni me acordé. Pero vamos, que de ti me acuerdo las veinticinco horas del día.
-No te preocupes. ¿Veinticinco horas? ¡El día tiene veinticuatro!
-Claro Riss, ¿lo entiendes? Que pienso todo el día en tí, más de las horas de un día, que es imposible. Que estoy todo el rato vamos.
-¡Ohh! Eres perfecto enserio. Ahora mismo, te fugas por ahí, y no conseguiría olvidarte jamás. Eres ese tipo de personas sensible, cariñoso, y educado, pero egocéntrico al mismo tiempo. Lo que a una chica, más le encanta.
Los dos ríen a través de sus pantallas. Son felices, aunque no se han pedido salir en ningún momento. Ha sido como un pedido innecesario. Se han sentido tan atraídos por sus sentimientos el uno del otro, que no han necesitado obligarse a decirse nada. Con un beso, bastaba.

Capítulo II

-¡Riss! ¡Riss! ¡Espera!
Me dí la vuelta para ver quien era, y lo supe, pero no estaba segura. Podía contemplar la cabeza de Jake a lo lejos, sudando de venir corriendo a por mí.
-¡Hola Jake! ¡Qué sorpresa, no te esperaba aquí! ¿Qué tal?
-Bien, oye no tengo mucho tiempo... tengo mucha prisa, mis padres me han llamado. Quería decirte, que si esta noche tienes algo que hacer...
-Ah, pues no te entretengo. ¿Esta noche? No tengo nada que hacer je, je, je. ¿Por qué?-Dijo pícara Riss.
-Por si querías que fuésemos a cenar o algo...Si te parece claro, sino, lo dejamos para otro día.-Preguntó Jake.
-¡Claro que no! Hoy mismo, ¿a las diez?-Contestó Riss.
-Muy bien,¿te recojo, o quedamos en algún sitio?-Preguntó con curiosidad Jake.
-Si quieres, quedamos en la plaza, es que mis padres no quiero que se mosqueen.-Explicó Riss.
-Perfecto, pues a las diez en la plaza.-Concluyó Jake.
 Dos besos, y un guiño por parte de él, marcaron el corazón de Riss durante mucho tiempo. Ella siempre lo vio como un amigo, pero desde Cuarto de la ESO, ha cambiado tanto, que a Riss le encantaría ser algo más que amigos... y esa cena...¿es una cita? ¿es simplemente una quedada como amigos? ¿QUÉ ES?
La verdad, que Jake nunca vio a Riss como algo más que amiga. Ella era una chica un poco insegura, aunque firme en sus decisiones por mucho que le costara tomarlas, y hace unos años no era muy atractiva, aunque siempre ha sido mona de cara y ha estado bien de cuerpo, lo que pasa que unos pequeños defectos la llevaban a su inseguridad y odio hacia sí misma. Era alta, y tenía buen cuerpo. Su cara era no muy redondita, pero no era ovalada del todo. Ojos marrones claros, preciosos, por supuesto, pelo ondulado, por debajo de los hombros y castaño normal, ni oscuro ni claro, pero en verano se la formaban unas mechas preciosas, los únicos defectos que tenía eran que la salían granitos y espinillas, tenía mucho vello, y se mordía las uñas. Cuando empezó el instituto, intentó cuidarse más, se daba cremas para la cara, se teñía el vello en verano, y se hacía la cera, hasta se puso uñas postizas durante un tiempo para dejárselas largas. Consiguió todo, los granos se la fueron yendo, ahora sólo tiene espinillas de vez en cuando, y sus uñas son largas. En cuanto al vello, sólo puede teñírselo y quitárselo con la cera, puesto que no tiene dieciocho años. Ella tiene claro que en cuanto los cumpla, va de cabeza a la láser.
Ahora, que está en Cuarto de la ESO, es muy guapa, se maquilla los ojos disimuladamente, y sus labios con un toque de gloss. Viste muy bien, siempre ha vestido bien, pero antes con ropa más aniñada, ahora con ropa más de su edad, de diecisiete años que tiene. Siempre ha tenido a muchos chicos detrás, aunque siempre le ha importado más Jake que los demás.

-¡Las nueve menos cuarto! ¡Voy a llegar tarde! -Pensaba Riss cuando vio el reloj.
-No debo preocuparme mucho por la hora, aunque yo no soy impuntual, siempre llegan tarde las chicas a las citas. Pero... ¿Y si no es una cita? ¿Y si solo es una quedada? No, no puede ser. Si me lo ha pedido es por algo...¡qué rayada!

Se fue al baño para meterse a la ducha. Cuando ha terminado de quitarse toda la ropa, se desenvuelve de la toalla y deja que caiga al suelo. Pasa a la ducha, y cierra la cortina. Pasan dos minutos...cinco minutos...diez minutos...quince minutos...Y sale.

Se seca el pelo deprisa, se recoge el flequillo en dos partes con horquillas, y se maquilla el ojo naturalmente. Delineador, raya marrón, sombra grisácea con brillantina, base de maquillaje, colorete marrón muy disimulado, y gloss marrón-carne. Preciosa.
Se puso unos jeans, azules oscuros como le gustan a ella, con reflejos blancos oscuros, una camiseta con caída de hombro, que se le veía media espalda, y unas cuñas a juego con la camiseta.
Su pelo ondulado, la cae por debajo del hombro, pero sin llegar al pecho, que con el reflejo de la luna, luce precioso.

Se despidió de sus padres y de su hermana, Delia, que no paraba de hacerla preguntas tipo: ¿adónde vas? ¿con quién? ¿cuándo volverás? y cosas por el estilo.
-¡Ten cuidado, y no vuelvas tarde!

Fue andando deprisa hacia la plaza, puesto que con las cuñas, no sabía andar muy bien. Se mira por última vez en el espejo que lleva en el bolso mientras camina. Llega bien de hora, estaba viendo a lo lejos a Bryan venir andando.
-¡Hola! Qué bien que hemos llegado a la misma hora. -Dice Jake.
-Sí, la verdad que creía que llegaba tarde...con esto del maquillaje y tal...que al final, no me he maquillado casi nada -Miente Riss.
-Estás guapísima, no te hace falta mucho maquillaje para estar espectacular.
Mientras Riss se sonroja, responde:
-Muchas gracias, tú sí que estás perfecto hoy, y siempre.
-Nadie puede compararse contigo.
Y entre miradas coquetas y tímidas, van al lado uno del otro caminando, hasta que los dos sueltan sus manos hacia abajo, y Jake se decide por cogersela a Riss.
Riss estaba nerviosa, no sabía por qué Jake le había cogido la mano. Le sudaba, pero la daba igual, disimuló al coger el gloss. Cogió con las manos dentro del bolso un pañuelo y se lo restregó un poco en las manos para quitarse la humedad y disimular. Se da el gloss, para escurrir el bulto, y devuelve su mano con la de Jake.

Iban caminando calle abajo, de la mano, a la luz de la luna. Pasaron por el Támesis, y decidieron subir al London Eye, (la noria más famosa de Londres, el Ojo de Londres) que se sitúa justo al lado del Támesis. Los dos juntos en una cabina, rodeados de luces, puesto que eran las fiestas de allí, se miran enamorados.
-¿Estamos saliendo? -Se pregunta Riss en su cabeza, mientras le mira con una pícara sonrisa.
En cambio, Riss se atreve a preguntarle algo a Jake:
-¿Nunca existí para ti? -Dice sin quitársele la sonrisa de la boca.
-¿Y esa pregunta? Siempre te he querido, pero como amiga. -Contesta Jake sorprendido.
-No nada, por saber... -Responde aliviada por dentro.
Y sin hablar una palabra más, en el pico más alto del London Eye, en la cabina juntos, mientras están abrazados, se miran fijamente y Jake, deposita sus labios en los de Riss. Se besan.


¡Portada de I'm invisible!

   



¡Ya tenemos portada!
I'm invisible, mi novela, ya tiene portada. Como veis, es sencilla y simple. No quise recargarla demasiado, puesto que luego parece más que una portada un cuadro. Me pareció perfecta esa nube anaranjada y la chica, Riss Etqui, pensativa o triste debajo, escribiendo su propia novela. Justo encima de su mesa, se encuentra mi nombre, Lara Hernández, con el efecto incrustado, que parece que está como impreso en la mesa, rasgado. 
Espero que os guste, y el capítulo II, estará disponible dentro de unas horas.